Después del súper estreno del 30 de noviembre y con las mismas ganas, o incluso más, nos encaminamos hacia nuestro nuevo concierto, que por casualidad del destino será otro 30, aunque esta vez de marzo.

Superados nuestros miedos e incertidumbres de la primera vez, en esta segunda ocasión nos encontramos mucho más confiados y seguros. Las nuevas piezas han salido de memoria mucho antes y las notas y —lo más importante— el sonido empiezan a fluir y a encajar mucho mejor.

Esta vez nos encontramos entre el power y el flow. Hay que ver como nos gustan los términos anglosajones, pero claro, que a nadie se le olvide que cantamos en inglés. Así que un poquito de energía por aquí y un poquito de fluir por allá. Y aquí es donde entra Ana y El Salón de Godot.

Ana Hernández nos vió en el concierto del 30 de noviembre y se ofreció a darnos un pequeño curso de expresión corporal y ayudarnos en la parte escénica de cara al concierto del 30 de marzo. Además, al ser una de las socias de El salón de Godot, nos ofreció trabajar la expresión corporal en el salón de forma gratuita, algo por lo que estamos totalmente agradecidos.

Trabajar con el cuerpo, moverse en el escenario, interpretar y hacer sentir al público parece fácil, pero hay más tipos de personas que gustos y colores. Unos somos más enérgicos y activos, y otros somos más sensibles y tranquilos, o incluso llegamos a ser un poquito de ambos. Por tanto, nuestro siguiente objetivo se encuentra ahí, cabalgando entre el power y el flow, y saber diferenciar y comunicar al público ese sentimiento.

El próximo 30 de marzo tendrás la oportunidad de vivir y sentir lo que nosotros sentimos. Nos vemos en nada, aunque ya sabes que si te encuentras a alguien tarareando alguno de nuestros temas, seguro que es un tagtimer canturreando alguno de nuestros hits; una vez que los escuchas, ya no te los puedes quitar de la cabeza.

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